Por Andrés Felipe Múnera C. Para Geografía Histórica
Las elecciones de mitad de año para un presidente en Estados Unidos son importantes. La misma es un voto de castigo o de aprobación frente a lo hecho por el mandatario de turno. En este caso, el gobierno de Donald Trump se juega mucho en estas elecciones, ya que las mismas pueden convertirse en un castigo por la forma en como ha hecho las cosas, o en el visto bueno a sus políticas y su forma de gobierno, que desde la academia es vista como una de las peores presidencias en Estados Unidos.
El 6 se noviembre de 2018, se renovará el total de la cámara de representantes (435), un tercio del senado (35) y se elegirán 36 gobernadores, de las cuales 26 están en manos de republicanos, 9 de demócratas y una independiente que es el gobernador de Alaska Bill Walker, quien no se lanzará de nuevo por la gobernación de su estado, lo que pone en juego un Estado más que se disputará entre Republicanos y Demócratas.
Los estados que elegirán nuevos gobernadores son: Alaska (I), Arizona(R), Arkansas (R), Alabama(R), California (D), Colorado (D), Carolina del Sur(R), Connecticut(D), Dakota del Sur(R), Delaware(R), Florida(R), Georgia(R), Hawái(D), Idaho(R), Iowa(R), Illinois(R), Kansas(R), Michigan(R), Maine(R), Massachusetts(R), Maryland(R), Nevada(R), Nuevo México(R), New Hampshire(R), Nueva York(D), Nebraska(R), Ohio(R), Oregón(D), Oklahoma(R), Pensilvania(D), Rhode Island(D), Tennessee(R), Texas(R) y Vermont(R).
En total, los demócratas aspiran a 14 gobernaciones, en las cuales ningún gobernador republicano puede volver a optar por la reelección, lo que da a entender que la disputa por estos Estados va a estar más pareja, debido a que los aspirantes no ocupan puestos políticos trascendentales en el momento de la elección. Por otro lado Alaska dejará de ser Independiente, ya que su actual gobernador ha decidido no presentarse a la reelección por lo que se abre un Estados más, que ha sido vital en otras elecciones, para los demócratas o republicanos. También es importante resaltar que muchos de los candidatos a las gobernaciones son personas, en su mayoría mujeres, que se lazan por primera vez a la política y que son descendientes de migrantes de origen mexicano, islámico y somalí.
Por otra parte en la cuestión legislativa, se elegirá en su totalidad a una nueva Cámara de Representantes, en la que los dos partidos políticos tradicionales de Estados Unidos optan por tener la mayoría en la misma, la cual se alcanza con 218 representantes. Por los lados del Senado, la votación se hará para elegir 35 nuevos miembros, los cuales serán trascendentales tanto para republicanos como demócratas que necesitan de 51 votos para alcanzar la mayoría en el senado.
¿Cómo está el pulso en ambas cámaras y en las gobernaciones?
Para el Partido Demócrata son significativas estas elecciones para hacer frente a las políticas de Donald Trump, quien en los últimos días ha usado diferentes frases ofensivas contra los demócratas, incluso acusándolos de que si son elegidos Estados Unidos puede convertirse en una Venezuela. Quizás este discurso no sea nada diferente al usado por él en las elecciones de 2016, con lo que logró llegar a poder. Pero además, es una demostración de que la política se ha ido transformando, derechizándose en los últimos años, lo cual ha ocurrido debido a los diferentes actos terroristas, plataforma que ha sido bien utilizada por la extrema derecha para llegar nuevamente al poder y así hacerle frente a los progresistas y liberales que desde principios de siglo han ocupado el poder en varios países importantes en el escenario internacional.
Para el Partido Demócrata, es más fácil ganar la mayoría en la Cámara de Representantes, ya que al elegirse en su totalidad la misma y al retirarse gran parte de los representantes republicanos, el Partido Demócrata tendrá una opción mucho más fácil de quedarse con las mayorías. Dos de los principales riesgos para Trump de que los demócratas se queden con la Cámara de Representantes es una posibilidad de juicio político que se caería en el senado; por otro lado, el cierre del gobierno ya que el gobierno actual al no tener la mayoría en las cámaras, tendrá que sentarse a negociar para mantener la estabilidad política nacional.
Mientras que por el lado del Senado, la situación está más fácil para los republicanos, quienes con 51 (la mayoría necesaria) controlan esta cámara. Como son 35 los escaños a elegir, las últimas encuestas le dan al Partido Demócrata 14 escaños de los 35 asegurados, mientras que a los republicanos apenas con tres escaños, lo cual abre y pone en bandeja de plata una fuerte competencia para lograr la mayoría. Del total de los puestos para senado que se eligen el 6 de noviembre, pueden ser 10 los que marquen una diferencia. Y esta diferencia está centrada en quien se quedara con la mayoría.
Si bien es cierto y teniendo en cuenta los actos más cuestionados de Trump como presidente, el partido demócrata tiene muchas opciones de hacerse con varios puestos públicos importantes para las elecciones de 2020. Sin embargo, para muchos norteamericanos, su actual presidente se ha encargado del trabajo sucio que otros presidentes no han hecho antes. A pesar de las polémicas y de la mala imagen de Trump, el partido republicano lo ha apoyado y le ha dado el visto bueno a varias de sus políticas aprobadas en los dos años que lleva como presidente. Pero también, los republicanos saben que los actos del presidente pueden acarrearles una estrepitosa derrota no solo en las elecciones de este 6 de noviembre, sino en las presidenciales.
Por eso mismo es que las gobernaciones juegan un papel importante en estas elecciones, ya que quien sea el vencedor en la misma y queda con una mayoría de gobernaciones puede tener un mejor control político regional. Por eso es que estas elecciones se miran desde varios extremos y son vitales para el gobierno de turno y su interés por la reelección.
¿Son las elecciones más esperadas en los últimos años?
Quizás si, por la forma en como Donald Trump ha gobernado y sus escándalos a lo largo de su vida pública. Estas elecciones pueden representar un voto de castigo hacia el presidente, pero más que todo hacia el partido republicano, quien aceptó la candidatura de Trump; además de enfrentarse al presidente en varias ocasiones por sus cuestionamientos a políticas tradicionales de país y al a forma en cómo se deben hacer las cosas dentro de la Casa Blanca.
Es indudable que en diversas ocasiones todo este protocolo ha sido de salvamento para no permitir que Trump tome decisiones que afectaran el futuro del partido republicano. Por los lados de los demócratas, los mismos han hecho a un lado a la familia Clinton, siendo entonces Barack Obama el líder principal del partido y quien ha salido a las calles y escenarios de debate político a defender su partido y promocionar a los nuevos integrantes de la política americana por parte de los demócratas.
En general:
Estados Unidos en 2018 se juega el todo por el todo en su futuro político. Quizás muchos vean la forma como Donald Trump ha dirigido el país de buena manera y alaben sus políticas y decisiones, porque gran parte de la población ve en la inmigración y los beneficios a millones de personas indocumentadas como un gasto innecesario que puede evitarse. También lo ven como una persona que ha afectado la credibilidad de la primera potencia mundial, la cual se ha victimizado en varias ocasiones, teniendo fuertes encontronazos con Alemania y Francia principales aliados en Europa.
Donald Trump sin lugar a dudas dejará una huella en la política americana. A lo largo de las elecciones presidenciales de 2016, fueron pocas las personas que creyeron que él sería presidente. Hoy dos años después y a pesar de la cuestionada forma en cómo lo logró, es el actual presidente y ha llevado consigo una plataforma política en la que millones de ciudadanos lo ven como la salvación de Estados Unidos frente a nuevas amenazas que pueden afectar la estabilidad política, social y económica del país.
Es importante decir, que como presidente ha cumplido la mayoría de sus promesas y a pesar de las duras críticas al sistema político norteamericano, Trump ha logrado sobrevivir a Washington y ha ganado duras controversias como la guerra económica con China o las críticas a la OTAN y sus miembros para que aumenten sus gastos en defensa frente a la organización militar. Por otra parte ha logrado mantener un buen momento económico, el cual viene desde la administración Obama con un nivel de desempleo históricamente bajo y Wall Street operando en gran manera.
Ya lo que pase desde el 7 de noviembre en adelante no lo pueden detener el presidente ni su partido. Él mismo debe comprender que la política pone y quita y que no siempre juega a favor de los intereses de unos pocos. Estas elecciones no solo pasaran a la historia como una victoria o un castigo para Trump, también es la muestra de cómo la manipulación de los medios informativos puede afectar o beneficiar a quienes luchan por un puesto público. Lo trascendental, entonces, para Trump es mantener las mayorías en senado y cámara, así como gran parte de las gobernaciones. ¿Qué sucederá? No se sabe; la única certeza es que si pasa algo será histórico.
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