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Foto del escritorGeografía Histórica

Bolivia: Añez, covid-19 y un año de transición.


Por: Andrés Felipe Múnera Cardozo (Politólogo)




(fuente: Infobae,2020)



Bolivia, país que históricamente ha sufrido golpes de estado (195 según datos de Albiñaña, 2020) a lo largo de su historia y de una inestabilidad política, económica y social en los últimos 80 años se prepara para ir a las urnas el próximo domingo 18 de octubre para elegir entre Carlos Mesa por el movimiento Comunidad Ciudadana y Luis Arce por el Movimiento del ex presidente Evo Morales MAS al nuevo presidente del país. En una coyuntura compleja debido a la crisis del Covid19 y una gestión plagada de polémicas de la presidenta encargada Jeanine Añez Bolivia espera recuperar la senda de la estabilidad que logró desde el 2006.


La estabilidad política que caracterizó al país desde que Morales asumió la presidencia le significó mejores índices sociales como la disminución de la pobreza, el desempleo, el aumento de la capacidad económica de Bolivia y mejoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, la falta de una transición política necesaria por el hartazgo hacia la figura de Morales en el poder y las pocas de garantías a la oposición fueron las claves del derrocamiento de Evo en noviembre del 2019. En los últimos 7 años América Latina ha dado un giro a la derecha en donde la mayoría de sus países han elegido gobiernos de centro derecha o extrema derecha quienes han criticado profundamente la gestión de los gobernantes de la primera ola del socialismo del siglo XXI en la región.


La victoria electoral de morales en octubre de 2019 fue la gota que rebosó la copa para millones de ciudadanos que pedían una transición política en el país. El modelo económico y político de Evo no se ha desgastado, pero si su figura y lo que representa para la región un gobierno de 15 años en el poder y al cual se le asimila con Venezuela fueron los factores que llevaron a los militares a pedirle, por medio de comunicados entre el poder militar y el poder ejecutivo, la renuncia al presidente. Lo sorprendente de toda aquella coyuntura fue la estabilidad que logró mantener Evo al renunciar y la forma pacífica en como deja el poder y llevar a cabo un proceso de transición que no afectó a los ciudadanos a pesar de las protestas y marchas de la comunidad indígena y el uso de la fuerza excesiva de los entes encargados de la seguridad ciudadana.


Al renunciar también el vicepresidente la constitución boliviana dicta que quien debe asumir el poder y convocar a nuevas elecciones es el presidente del Senado o la Cámara de Diputados, los cuales también renuncian a sus cargos, situación que lleva a que la segunda vicepresidente de la cámara de Senadores asumirá el cargo de presidenta encargada el 12 de noviembre de 2019. Añez prometió convocar a elecciones en los seis meses siguientes y a no presentarse en aquellos comicios electorales como candidata a continuar en el poder.


A pesar de esto y demostrando la profunda polarización que se vive en el país Añez decidió presentarse para las elecciones del 3 de mayo las cuales tuvieron que aplazarse por la crisis que se estaba viviendo a comienzo del 2020 con la pandemia ocasionada por el covid-19. La gestión de Añez y el aumento considerable de contagios, muertos incluyendo miembros de su gobierno, las polémicas por los continuos cambios en los ministerios, los cambios en la política exterior y la denuncia de infiltraciones de antiguas guerrillas (FARC) en los problemas de seguridad del país, además de los conflictos políticos con varios países (México, España, Argentina y Venezuela) ha caracterizado la presidencia de Añez quién en su intención de continuar en el poder se vio diezmada por el poder político del Movimiento MAS y del ex presidente Carlos Mesa único candidato que cuenta con la capacidad política de derrotar en las urnas a Luis Arce.


Este es un pequeño panorama de la Bolivia de 2020. Una Bolivia polarizada entre dos sectores, uno que desea mantener el poder y el otro que pretende volver después de 17 años siendo oposición en un país donde la mayoría de su población es indígena. Bolivia sin lugar a dudas creció en un alto porcentaje económicamente bajo el gobierno de Evo Morales, fortaleció su industria de gas y creó un impacto político a nivel internacional en donde ha logrado consolidar una imagen y renombre de un país en vía de desarrollo con transformaciones sociales profundas que han favorecido la calidad de vida de los bolivianos.


Poco más de siete millones de personas saldrán el próximo domingo 18 de octubre a elegir entre la opción de Carlos Mesa o Luis Arce los principales candidatos a ocupar la Casa Grande del Pueblo o antiguo Palacio Quemado para un periodo de cinco años. El país se juega su futuro político en unas elecciones ampliamente disputadas y de la cual estarán pendientes los países de la región que esperan un proceso de transición político en paz en el que al ganador sea reconocido como mandatario legítimo del país. Evo Morales se jugará el todo por el todo en esta elección, su herencia política y la gestión realizada en 13 años de gobierno se verán reflejadas en la decisión que tome el país sobre su futuro rumbo político.

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