Por Andrés Felipe Múnera C.
Politólogo.
(Foto de: El economista. es, 2020)
Donald Trump, un presidente desesperado por aferrarse al poder acaba de ser descubierto pidiéndole, casi rogándole al secretario de Estado de Georgia Brad Raffensperger que encontrara 11.780 votos que según el presidente necesitaba para adjudicarse la victoria en aquel estado. Sin embargo, más allá de eso los 16 votos que Trump pudiese conseguir del estado sureño no le alcanzarían para ganar las elecciones que desde el 14 de diciembre cuando el colegio electoral se reunió declaró como ganador al demócrata Joe Biden.
Más de 30 demandas se inventó el equipo de abogados del presidente Trump en cabeza del ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani entre las cuales destaca que la empresa encargada del reconteo digital de los votos era de un grupo de venezolanos o que el mismo Hugo Chávez, quien falleció en 2013, habría filtrado las elecciones en favor de la campaña de Biden. Al final cada una de las demandas fueron rechazadas por la Corte Suprema en consonancia con el respeto hacia la constitución y las reglas electorales que tradicionalmente han sido acatadas los mandatarios de turno.
Trump no ha podido o no ha querido entender que perdió las elecciones, que el tres de noviembre millones de personas votaron para elegir un candidato alterno a su gobierno, un candidato con más de 40 años de experiencia en política, un candidato que prometió en campaña regresar a Estados Unidos a ese lugar de liderazgo que por antonomasia lo ha caracterizado desde que finalizó la segunda Guerra Mundial.
El presidente republicano ha hecho todo lo que esté a su alcance para obstruir la transición gubernamental, no se reunió como tradicionalmente ocurre con el presidente electo, no le permitió a los demócratas de manera temprana los recursos para el proceso de transición gubernamental, ha bloqueado y vetados leyes como la de defensa vitales para el próximo presidente, pero más allá de eso su gobierno no ha hecho “mucho” frase que suele utilizar Trump en sus poco eficientes discursos por contener la “matanza” que está ocasionando el Coronavirus. Después del tres de noviembre Trump se olvidó que era presidente y que en los dos meses que le quedaban en el cargo debía seguir trabajando por contener una infección que está profundizando la crisis sanitaria su país.
Son más de 20 millones los contagiados y poco más de 350.000 las muertes hasta el 3 de enero de 2021 en Estados Unidos. Cifras simplemente alarmantes y preocupantes con las que se debe enfrentar el presidente electo Joe Biden. Pero más allá de eso, el 5 de enero se convertirá en un día vital para el futuro del Congreso. Se llevarán a cabo elecciones regionales en Georgia con lo que se busca definir las 100 curules de senadores que componen el hemiciclo norteamericano. Si los demócratas logran obtener las dos curules el poder de decisión recaerá en la vicepresidenta electa Kamala Harris quien será la presidenta del senado por los próximos cuatro meses, lo cual favorecerá la agenda legislativa de Biden y profundizará la crisis de los Republicanos.
En términos generales, la llamada de Trump al secretario de Estado de Georgia que obtuvieron The Washington Post y CNN es delicada podría abrir un proceso judicial que tendría grandes consecuencia para Trump, para el partido republicano en especial los 11 senadores que pretenden obstruir la victoria de Biden el 6 de enero cuando el congreso ratifique la elección, para el partido Republicano que sin lugar a dudas deberá trabajar estos próximos cuatro años en un proceso de reconfiguración desde la base y finalmente le traerá profundas consecuencias al mismo Trump y su intención de lanzarse nuevamente a la arena política en 2024. Trump es la clásica muestra de la corrupción, cinismo y machismo desenfrenado en la política. Su gestión más allá de los grandes logros que pudo conseguir y que pasaran a la historia como son los acuerdos de paz en oriente medio, estuvo marcada por la inestabilidad, el despilfarro económico, las mentiras y más grave aún la polarización y división de un país que ha pregonado ser el adalid de la democracia a nivel mundial.
El futuro judicial de Trump es complejo y así pueda pagar los mejores abogados del mundo o pagar indemnizaciones por no pisar la cárcel su nombre y reputación están manchados. Miles de republicanos que alguna vez lo apoyaron no votarán en Georgia el 5 de enero por los candidatos de este partido, esto lo único que logra es profundizar las divisiones políticas y sociales deja maltrecho al Partido Republicano que posiblemente no logrará una nueva victoria en las elecciones de 2024 e incluso en las de 2028 lo que significa que debe buscar nuevos liderazgos que refresquen sus bases tradicionales. A pesar de que los demócratas también deben hacer un proceso para renovar a sus principales líderes a futuro el reemplazo de Nancy Pelosi podría recaer en Alexandria Ocasio-Cortez o en otras figuras que logren llevar a buen puerto las ideas de Obama, Biden, Clinton etc. etc.
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