Por: Andrés Felipe Múnera C.
Politólogo.
Foto: Revista Semana, 2020
La política exterior de Colombia está urgida de un profundo cambio en el gobierno de Iván Duque. El cambio debe empezar por la ministra Blum y el nombramiento de una persona que tenga experiencia diplomática, que conozca el mundo de las relaciones exteriores, pero sobre
todo que haga respetar a Colombia como un país autónomo, soberano y con presencia a nivel internacional.
Las declaraciones de fin de semana del candidato y presidente Donald Trump en un mitin en la Florida contra el ex presidente Juan Manuel Santos, acusándolo de entregar el país a las FARC y tener relaciones con el narcotráfico son una ofensa hacia un ex mandatario y se convierte en un asunto de estado, el cual la Cancillería debería enviar una nota de protesta a Washington D.C pidiendo respeto por el ex presidente.
Aquí no importan la ideología de uno u otro mandatario, no importa los odios políticos aquí lo que realmente interesa es el respeto hacia la institucionalidad de un país que hace diez años eligió democráticamente a Juan Manuel Santos Calderón como su presidente y lo reeligió en el 2014 para un segundo gobierno (yo les pregunto ¿Han visto algún pronunciamiento de Uribe o Duque frente a este tema? ¿No se ha hecho lo mismo con Uribe cuando Venezuela lo ha insultado?).
Duque que se había mantenido al margen de las disputas y críticas hacia su antecesor, ha caído en el juego de responder a las acusaciones que se hacen de uno y otro lado. Esos pocos aspectos positivos que caracterizaron al presidente Duque se han ido perdiendo por el desespero de él frente a su débil gestión y mal manejo del país.
A septiembre 28 del 2020 no tenemos un ministerio de relaciones exteriores que cumpla sus funciones, no existe una canciller, no hay una representación a nivel internacional optima, todo lo que avanzó Colombia entre el 2010 y el 2018 se perdió cuando Holmes Trujillo tomó el mando de la cancillería y ahora con Blum la misma está enterrada, acabada y perdida en medio de una política exterior sin un rumbo fijo y entregada a un gobierno populista como el de Donald Trump por el miedo e Duque a una descertificación.
Esos pocos avances que ha logrado el gobierno de Duque y que son positivos, ellos mismos los han ido borrando culpando a Santos de que todo lo malo y negativo que ocurre en el país es a causa de su gobierno.
Es cierto, Santos dejó muchas falencias y miles de cosas por mejorar, pero la intención de este gobierno nunca ha sido construir sobre lo construido como tanto pregonaba Duque en su discurso de posesión. Aquí se ha buscado destruir lo implementado tanto en la paz como en otros sectores y volver a una Colombia que les permita al Uribe y sus amigos seguir en el poder y al final eso es lo que le ha gustado a Trump de Colombia. La lagarteria, la dependencia y arrodillarnos va en vía de lo que Trump necesita frente a lo que pregona en sus discursos y no le importa destruir la tradición política entre ambos países con el fin de conseguir su objetivo de quedarse cuatro años más en la Casa Blanca.
El hecho acontecido el fin de semana es una muestra más de lo débil de este gobierno. Duque apenas Trump mencionó al ex presidente Santos debió pedir un comunicado de la cancillería en el que se le exigiera al gobierno norteamericano unas disculpas por como Trump se refirió a Santos.
Esto, finalmente evidencia que Duque es un presidente con miedo, que le tiene miedo a Trump. Duque si no corrige el rumbo de sus apuestas frente a las elecciones en Estados Unidos tendrá en los años que le queda como presidente una complicada relación con un posible gobierno de Biden. Duque está a tiempo de hacer cambios o re direccionar su gestión a nivel internacional.
Por ahora lo primero que debe hacer es cambiar a Blum, nombrar a una persona con experiencia y experta en diplomacia, ya le cumplió a la familia Barbieri-Blum con un puesto en el gabinete, ahora Duque debe cumplir lo que prometió en materia de política exterior.
PD: Duque y compania, háganle un favor a Colombia y nombren también un nuevo embajador en los Estados Unidos, pachito es un pésimo y deficiente representante de la diplomacia Colombia.
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