Por: Andrés Felipe Múnera C.
Politólogo
(Foto de: El País)
La cumbre del G7 del año 2019 fue más calmada, pasiva, tranquila de lo que se esperaba y sin tanta participación de los medios de comunicación. Los temas centrales: Guerra comercial con China, la amenaza de Irán para su región y el papel de Francia en cabeza de Macron como nuevo mediador entre grandes potencias. Los incendios en el amazonas también fueron protagonistas de esta cumbre.
A la cumbre celebrada en Francia, asistieron el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, la Canciller de Alemania Angela Merkel, el Primer Ministro de Reino Unido Boris Johnson, el Primer Ministro de Japon Shinzo Abe, el Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, por Italia Guiseppe Conte y el anfitrion Emmanuel Macron. Entre los invitados a esta cumbre se destacan el presidente de Chile Sebastián Piñera, el de España Pedro Sánchez, y el primer ministro de la India Narendra Modi.
Cabe destacar que la cumbre se dio en un momento en que las relaciones entre China y Estados Unidos no pasan por su mejor momentos después de la guerra comercial en la que se encuentran ambos países. También por el tema del Brexit y su salida obligada a partir del 31 de octubre del presente año; frente a esto, el primer ministro Johnson ha dicho que si o si su país iba a salir de la Unión Europea la fecha pactada. Por otro lado, las tensiones entre Estados Unidos e Irán también fueron parte de las conversaciones entre los principales líderes mundiales.
A lo anterior hay que sumarle la inesperada visita del canciller iraní Mohamed Zarif, lo cual significó un brillante trabajo de la diplomacia francesa que está recuperando su papel en el escenario internacional lo que alguna vez ocurrió bajo el mandato de Francois Mitterrand y Charles de Gaulle con su "Potencia de equilibrio" en la que Francia actúa como mediador para bajar las tensiones o buscar soluciones a los problemas que se puedan presentar entre dos o más países.
En definitiva Macron supo aprovechar la coyuntura en la cual se desarrolló la cumbre y logró apaciguar a los demás líderes mundiales, incluso a Trump que ha aprovechado estos espacios para exponer sus polémicas propuestas. Dentro de esos aspectos en los que presidente francés salió bien librado se encuentra la posible reunión entre el presidente Trump y su homólogo iraní Hasán Rohaní, como también un comunicado en el que todos los mandatarios estuvieron de acuerdo frente a lo ocurrido en el Amazonas y la inyección de 20 millones de dólares en ayuda a Brasil para controlar los incendios.
Macron logró mejorar su imagen a nivel interno (después de las protestas de los chalecos amarillos) y externo (Como una voz contra los incendios en el Amazonas) como presidente e intermediario. Ademas le dio un aire a su política exterior y de influencia en Europa, teniendo en cuenta la retirada de Angela Merkel en el 2021 como Canciller. Los problemas internos en Italia y el laberinto sin salida del Reino Unido también son el punto de partida para la diplomacia francesa como nueva potencia líder en el escenario regional. Estos aspectos llevaron a Macron a convertir la Unión Europea en un grupo fuerte, frente a las amenazas de los Estados Unidos de Donald Trump. Incluso logró reunirse en Francia con Vladimir Putin, otro de los países que hace parte de este selecto grupo, pero que desde la crisis con Ucrania y la anexión de Crimea fue suspendido.
En general fue una cumbre mas que se celebra anualmente. Muchos analistas consideran que, teniendo en cuenta la actual coyuntura, es necesario re-definir estos espacios de integración con nuevas potencias como lo son China y la India que en los últimos años han jugado un papel importante en la toma de decisiones a nivel mundial. Por otro lado, se busca que para el 2020 en Estados Unidos, lugar en donde se celebrará la próxima cumbre, el presidente Putin pueda regresar como representante de Rusia.
Para Francia y Macron es una victoria, para los demás países un nuevo líder para Europa. Para Trump un viaje sin sorpresas, pero también el presidente norteamericano buscaba bajar la tensión con Irán, China y la Unión Europea pensando en las elecciones del año 2020. En conclusión todo es una estrategia y en Biarritz quedó demostrado que Trump y Macron son buenos jugadores del ajedrez internacional.
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