Por: Andrés Felipe Múnera Cardozo.
Foto: (El tiempo, 2019)
Desde noviembre de 2018, no hay un solo mes en que el gobierno de Iván Duque esté envuelto en algún escándalo, salvo los tres primeros meses de 2020 en que la mayoría de la población lo arropó como el líder responsable de guiar al país por la pandemia, el resto de su presidencia ha sido un rotundo fracaso.
Los casos de corrupción, su relación con el cuestionado ganadero “ñeñe” Hernández, el préstamo a Avianca en plena pandemia, la muerte de líderes sociales, el lento avance de la implementación del proceso de paz, la sumisión a Donald Trump que ha utilizado a Colombia a su antojo en plena campaña electoral americana, son algunos de las diferentes situaciones polémicas que ha tenido que enfrentar el presidente colombiano.
La muerte de candidatos a las elecciones regionales del 2019 también ha estado al orden del día en esta presidencia. La muerte de Karina García una candidata que había pedido protección al gobierno nacional ante amenazas recibidas por parte de grupos al margen de la ley, y la reacción tardía del ministerio de defensa, es tan solo una de las tantas muertes injustas que ha sufrido este país. Tal caso de la ciudadana Juliana Giraldo que murió a causa de una “bala perdida” disparada por un soldado del ejército nacional, en un retén militar, que apenas llevaba 24 días de inducción prestando el servicio militar. Este tipo de situaciones son una de las tantas que ha tenido que vivir Colombia y que recuerdan las épocas oscuras que tanto trabajo le costó superar al país en el gobierno Uribe y que había sido el éxito del mismo y su principal legado para recuperar el poder en 2018.
Este es solo uno de los miles de traumas que está viviendo Colombia por cuenta de un gobierno que no existe, un gobierno al que cada día más personas no le creen, un gobierno lento para reaccionar ante este tipo de situaciones, un gobierno que no genera credibilidad, un gobierno que sale todos los días a las 6 de la tarde en un programa que debió acabar hace mucho tiempo, un gobierno envuelto en tantos problemas que no tiene oxígeno para más, un gobierno manejado desde una casa ubicada en el departamento de Córdoba, un gobierno manejado por una persona judicializada, un gobierno con un subpresidente como líder ante el mundo, un gobierno que no gobierna.
Yo me pregunto, en qué país del mundo (hago énfasis en los democráticos) seguiría en el cargo el ministro de defensa o incluso la cúpula militar y de policía y se habría judicializado a los implicados en este tipo de hechos? En que país del mundo se sostiene un ministro que se la pasa trinando en twitter en vez de buscar a los culpables o hacer una reforma tan urgente como la que se exige para el sector defensa? Pues eso solo pasa en Colombia. La impunidad que tanto reclaman el Centro Democrático que Santos le dio a los ex guerrilleros de las FARC, es la misma impunidad que están pregonando personas como Paola Holguín entre otros líderes oscuros del CD para los policías y militares implicados en delitos contra la población civil.
Carlos Holmes Trujillo entre más días esté en el cargo pierde la opción de ser uno de los tantos posibles candidatos a la presidencia. Yo la verdad pienso que esa opción la tiene perdida desde que asumió como canciller una vez iniciada la era Duque, con sus falsas promesas de que el gobierno de Maduro iba a caer en poco tiempo, las mentiras en el informe presentado en la ONU o el tan nombrado cerco diplomático que fue un fracaso. A veces somos tan ciegos que vivimos de atropello en atropello por parte de un gobierno que no trabaja para la mayoría de su gente, que vive del 2% de la población, que trabaja por los intereses de quienes calientan una silla en el Congreso y quienes al final son a quienes elegimos los propios colombianos.
Los problemas para el actual ministro de defensa empezaron con la muerte de Javier Ordoñez, se agudizaron con las protestas y los actos por encima de la ley por parte de la policía que abusó en gran medida del poder institucional que ostenta. Cada día que pasa la situación va a ser más crítica para Holmes Trujillo, para el gobierno, pero en especial para el presidente Duque quien al final por ser comandante en jefe es el principal responsable del desorden institucional en que está Colombia.
Hoy la sensación es de un país sumido en el caos, en el desespero, en la impunidad, en la desazón por un gobierno que no ha hecho nada para cambiar el rumbo de las cosas. Hoy la situación es tan delicada que hasta los grupos armados ilegales se creen con el derecho de ofuscar a la fuerza pública, a los responsables del desminado y todo eso pasa cuando no existe un orden, cuando no hay una persona a la cual respetar como comandante en jefe, pero sobre todo cuando no hay un liderazgo y eso se perdió desde el 7 de agosto de 2018. Ni siquiera con lo terrible que fue el gobierno de Andrés Pastrana pasaban este tipo de cosas como las que tiene a punto de dejar sin puesto al ministro de defensa. Es cierto, los tiempos son diferentes, las situaciones son otras pero eso ha sido lo que ha escogido el pueblo colombiano cuando le dio la oportunidad a Duque de dirigir un país complejo.
Duque gozaba de predicciones de un futuro glorioso e histórico, hoy está sumido en miles de problemas, señalado por la comunidad internacional de agrupar todo el poder político del país en sus manos o en personas cercanas a él. Es cierto que todo político gobierna con sus amigos, pero esa situación golpea notablemente la imagen de la institucionalidad colombiana a nivel mundial.
La olla está a punto de estallar y la única forma de que eso no ocurra es con la renuncia de Carlos Holmes Trujillo, su salida del gobierno al menos le dará un respiro a Duque, un respiro que necesita urgentemente.
Duque estará esperando que Roy Barreras y la oposición realicen una moción de censura contra Holmes Trujillo para pedirle el cargo? Creo que es la primera vez que a un gobierno lo han advertido de tantas mociones de censura contra los ministros, hasta ahora ninguna ha surtido efecto directo pero si ha tenido uno político; obligó a Guillermo Botero a renunciar como ministro. Es evidente que el puesto de Min defensa es complejo de manejar, la situación no está para que el presidente salga a lucir una chaqueta de la policía, pero es una jugada política del Centro Democrático quienes saben que la tiene bastante complicada para continuar en el cargo en las próximas elecciones presidenciales.
Urge un cambio total de gabinete, una reestructuración del gobierno. Duque no tiene canciller, ministro de defensa, ministra del interior, ministra de ciencias. Urge un cambio de rumbo. Duque no tiene independencia, debe cumplir con los pedidos de su jefe político y así mismo como se ha dicho en varias columnas saldrá con más pena que gloria de la Casa de Nariño.
Tiene aún tiempo para cambiar el rumbo del país y quizás con un buen lugar en los anaqueles de la historia política de Colombia.
Yo deseo que a Duque le vaya bien, porque así mismo a Colombia le irá bien, pero la realidad del presidente es tan compleja, tan difícil que no hay palabras positivas para escribir sobre los esfuerzos que ha hecho para lograr gobernar. Saldrá pensionado a los 46 años y al final él mismo es el que debe decidir qué lugar en la historia va a tener, por el momento se sabe su cara será visible en los pasillos de palacio. ¿Pero en 40 o 50 años algún lo tendrá como uno de los retratos que ocupe el despacho presidencial? Duque no tiene una respuesta clara sobre qué papel va a jugar en la historia y por eso es un presidente con tendencia al fracaso.
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