Foto de: MarcaCLAROUSA, 2020.
Por Andrés Felipe Múnera Cardozo
La noche del 22 de octubre de 2020 se vivió el último debate con miras a la elección presidencial del 3 de noviembre. La disputa por el control de la Casa Blanca por los próximos cuatro años entre Joe Biden (Demócrata) y Donald Trump (Republicano) superó todas las expectativas al ser un debate controlado donde ambos candidatos pudieron conversar y hablarle a sus votantes de sus propuestas de campaña, del covid19, de la economía, el desempleo, el comercio, la política exterior entre muchos otros aspectos. El escenario escogido: Nashville, Tennessee estado que ganó Trump hace cuatro años y que ofrece once votos del Colegio Electoral.
Como se ha expresado en otras ocasiones, la elección del próximo martes es la más importante de los últimos 80 años. El país se juega un futuro político determinante en muchos ámbitos, entre ellos los sectores sociales así como el progreso económico de la principal potencia mundial. China, Rusia, Europa, Colombia y América Latina ven con expectativa la elección del próximo presidente. De ella depende quien guíe en el sistema internacional a los demás estados en la búsqueda de una estabilidad política, económica y de seguridad frente a los Estados llamados “paria”.
Son tan diversos los aspectos relevantes de la elección que uno de ellos, el voto anticipado, ha superado todas las expectativas. En estados como la Florida los jóvenes han salido a votar en masa, lo que genera un fenómeno importante ya que es un porcentaje de la población que históricamente ha mostrado poca importancia e incluso desprecio por la política electoral. Según datos de BBC Mundo, más de 50 millones de personas han depositado su voto tanto en los colegios abiertos con anterioridad como en el voto por correo. Las encuestas y datos que se han podido observar en 19 de los 50 estados de la unión demuestran como se han repartido los votos: Los Demócratas 50,2%; Republicanos 27% aunque es previsible que esa distancia disminuye con el paso de los días en los que más personas depositaran su voto para no esperar al martes y así evitar aglomeraciones que ocasionen un aumento de contagios de covid19 en el país.
El debate:
La expectativa estaba centrada en Donald Trump y cómo la moderadora iba a controlar al presidente. Para ello la comisión de debates le dio la posibilidad de apagar los micrófonos para ambos candidatos. Sin embargo, fueron pocos los momentos en que ello ocurrió ya que el debate se llevó a cabo en buenos términos, fueron pocas las palabras fuertes que Biden y Trump utilizaron entre si y se dedicaron a proponer y defender lo que han hecho en sus respectivas gestiones como presidente y vicepresidente.
El momento más álgido de la noche fue quizás cuando Trump mencionó los negocios de Hunter Biden, hijo del vicepresidente, en Ucrania. Frente a esto Biden le contestó al presidente diciendo que lleva más de 22 años pagando cumplidamente sus impuestos y que ha mostrado anualmente su declaración de renta frente al incumplimiento de Trump en esta materia.
Las familias de ambos candidatos se han convertido en pieza clave para la campaña. Se habló además de las gestiones frente a la pandemia, de la posibilidad de una cura para los próximos meses, incluso Biden se atrevió a decir que si era elegido presidente la vacuna sería gratis para toda la población.
Los diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales no ahorraron elogios hacia Kristen Welker, la moderadora encargada del último debate y una de las pocas personas de color que ha tenido el privilegio de dirigir un evento de suma importancia para la población estadounidense.
En términos generales fue un debate interesante, el presidente defendiendo su gestión y tratando de llevar a su adversario a los terrenos de la confrontación, la rudeza y la crítica. Por otro lado, Biden no se dejó amedrentar por Trump fue enfático, hablo a la cámara y fue claro en cada uno de sus palabras. Sin embargo, Biden cometió un error que puede pasarle factura en estados claves como Texas y Pensilvania. El vicepresidente habló sobre los recursos fósiles en una pregunta que hizo la moderadora frente al cambio climático, por supuesto Trump utilizará esto para hacer campaña en los últimos días antes de la elección para ganar el voto de los indecisos en un estado como Texas que lleva décadas votando por republicanos y en Pensilvania donde espera ratificar su victoria de hace cuatro años.
El antes:
Posterior a la nominación de ambos candidatos, las campañas han concentrado su estrategia en atacarse entre sí y a ambos candidatos. Los medio de comunicación han sido vitales para divulgar videos, fotos, frases, momentos importantes en declaraciones tanto de Trump y Biden. Lo único que ha generado eso es una polarización general de la población que puede terminar en violencia. Los mensajes de unión han sido pocos y eso se debe al estilo político de Trump.
La edad de Biden ha sido su talón de Aquiles, por el lado de Trump el manejo de la pandemia y la profunda crisis económica que azota al país desde marzo es la debilidad que ha utilizado el candidato Demócrata para hacer campaña.
Lo que viene:
Quizás ambos candidatos concentren su campaña en los últimos días antes del tres de noviembre en los estados péndulos, estados en lo que se va a definir la elección. De lo que suceda en Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio, Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia y Florida dependerá quien sea el ganador de la elección. En todos los estados tanto Trump como Biden tienen una ventaja mínima frente al otro.
Ya Donald Trump depositó su voto en la Florida, un estado que posiblemente va a ganar por una mínima ventaja pero que significará 29 votos trascendentales para su campaña. Por parte de Biden lo más probable es que recupere Pensilvania donde hay 20 votos y gane Michigan que reparte 16 de los 270 que necesita un candidato para ser elegido presidente.
La clave está concentrada en Ohio, región que ha sido determinante en las últimas dos elecciones.
Foto de: RFI, 2020
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