Por Andrés Felipe Múnera Cardozo
Politólogo.
(Foto tomada de Dinero.com)
El 28 de abril de 2020 Colombia formalmente logró ser miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico más conocida por sus siglas como OCDE. Esta organización o “club de los países ricos” como lo llamó en algún momento el ex presidente Juan Manuel Santos es un logro de una gestión que empezó en 2013 año en el que Colombia “pidió” hacer parte de este grupo. Para esto el país tuvo que adaptar cambios y nuevas políticas en materia económica, de infraestructura así como también en lo ambiental que le permitieran estar al mismo nivel de los otros miembros de este grupo y cumplir con las exigencias de los 23 comités que conforman el organismo.
Este es un logro del gobierno de Juan Manuel Santos, pero que representa también una victoria para Iván Duque quien como actual presidente debe consolidar ideas, proyectos y nuevas políticas que permitan al país avanzar en todos los ámbitos en los que se especializa dicho grupo. Ahora bien, el presidente Duque debería privilegiar el que Colombia sea miembro de una organización de desarrollo económico y enfocar su política exterior a partir de la que él mismo considera su bandera política la “economía naranja”. Esta es una oportunidad de crecimiento económico importante para Colombia y que mejor forma de hacer parte de este club en medio de una crisis como la del coronavirus, la cual le puede abrir las puertas a Duque a que sea escuchado por otros miembros de la organización y así poder demostrar sus posiciones frente a lo que él desea para Colombia con su estrategia de gobierno.
Teniendo en cuenta esto último, los objetivos con los cuales funciona la OCDE se prestan para que el presidente pueda llevar a cabo esa visión de la Colombia que él desea entregar en agosto de 2022. Los objetivos son: 1) contribuir a una sana expansión económica en los países miembros. 2) Favorecer a la expansión del comercio mundial sobre una base multilateral y no discriminatoria conforme a las obligaciones internacionales y 3) realizar la mayor expansión posible de la economía y el empleo y un progreso en el nivel de vida de los países miembros, manteniendo la estabilidad financiera y contribuir al desarrollo de la economía mundial.
Es decir, el pertenecer a la OCDE le llega en un buen momento al presidente Duque, además de que ya encontró una bandera con la cual va a ser recordado en la historia política del país, en los poco más de dos años que le queda de gobierno puede ayudarse de la OCDE para consolidar su economía naranja, si no lo hace o al menos no proyecta alguna política enmarcada en los objetivos de la organización, Duque habrá perdido el tiempo y los altos niveles de desempleo y la crisis económica prevista para lo que queda de año y comienzos del 2021 serán los principales legados de su gobierno.
Duque tiene en sus manos otra oportunidad para mejorar la visión sobre su gobierno, ojalá sepa aprovecharlos.
Adenda: Para sacarle más provecho a la OCDE Duque debería nombrar nuevo canciller y designar a un economista con proyección de país para los temas relacionados a esta organización.
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