Por: Andrés Felipe Múnera C.
Politólogo.
Foto de BBC Mundo, 2020.
Uno de los principales legados de cada presidente a lo largo de su mandato es el manejo que le da a su política internacional. Una vez finalizada la segunda guerra mundial, Estados Unidos se convirtió en la principal potencia –en términos políticos, económicos y militares- lo cual le dio el rol de guía y líder frente a los demás países que componen el sistema político mundial. Es por eso que la política exterior de la Casa Blanca cobra una importancia trascendental en sus aliados y socios principales.
La política exterior del presidente número 45 de los Estados Unidos, Donald Trump, no pasa desapercibida. A medida que se acerca la elección los principales analistas hace un recuento de cómo le ha ido al presidente en esta materia, el impacto no solo político sino también económico de sus decisiones y las polémicas que ha trazado a partir de los acercamientos a países y líderes cuestionados como Kim Jong Un presidente de Corea del Norte o Vladimir Putin con el cual se creía iba a existir una relación más cercana. Sin embargo, ha sido todo lo contrario.
La gestión internacional de Trump se ha centrados a cuatro aspectos claves. El primero el no intervencionismo. El presidente ha optado por mantener también en esta área su lema de “America First” se ha alejado de la Unión Europea su principal socio político y comercial, ha abolido tratados firmados por la anterior administración como el Acuerdo de París del cual retiró al país una vez asumió el cargo y también del Acuerdo Nuclear con Irán, desestabilizando las conversaciones y la mesa de dialogo con los líderes europeos firmantes del acuerdo.
El segundo aspecto son sus preferencias por los líderes autoritarios. La reunión de Trump con Kim Jong Un pasará a la historia por ser la primera vez en que un presidente en funciones de los Estados Unidos y el líder de Corea del Norte se reúnen para conversar y llegar a un acuerdo sobre la prueba de misiles llevada a cabo por la dinastía Kim. Además es importante tener en cuenta que Trump es el primer líder norteamericano en cruzar la frontera en la zona desmilitarizada entre Corea del Sur y Corea del Norte, lo cual es un hito histórico que le ha generado grandes beneficios en la búsqueda de una solución pacífica a un conflicto de más de 70 años que no ha puesto fin a la Guerra Fría.
El tercer aspecto es su intervención en los acuerdos de paz entre Israel, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos. La relación con Israel ha sido cercana y ha favorecido los intereses del gobierno de Benjamín Netanyahu, tanto así que en una zona de los Altos del Golán en un homenaje al presidente llamaron “Ramat Trump” en honor a su intención de ubicar la embajada de los Estados Unidos en Jerusalén. Trump es el primer presidente de Estados Unidos en visitar el muro de los lamentos, lo cual le da una trascendencia importante a su gestión en Oriente Medio influenciada por su yerno Jared Kushner.
El cuarto aspecto es la renegociación de tratados internacionales de Estados Unidos firmados por otros gobiernos pero que Trump considera que su país es el principal perdedor en los acuerdos. Actualmente y desde 2018 mantiene una guerra comercial con China a la cual ha amenazado de imponer aranceles por $50.000 de dólares a sus productos. También llevó a cabo con buen éxito la renegociación del TLCAN con México y Canadá, a pesar de que muchos analistas consideran que el único cambio importante en la materia ha sido en el nombre del acuerdo más no en el fondo del mismo. Su salida del TPP y el imponer sanciones a Cuba ha afectado sus relaciones con los estados de aquellos territorios que se verían beneficiados por estos acuerdos. También apoyó a Colombia con el acuerdo de paz con las FARC hasta el fin del mandato del presidente Juan Manuel Santos. Una vez posesionado el nuevo gobierno de Iván Duque ha mostrado su desacuerdo con el proceso de paz en una clara muestra de apoyo a la política internacional de Duque. Es importante mencionar que es la primera vez que Colombia cobra una importancia trascendental en la campaña presidencial estadounidense.
En términos generales, la política exterior de Trump representa también la turbulencia política que se ha vivido en Washington en los últimos cuatro años. El presidente ha tenido aciertos como los acuerdos de paz en Oriente Medio, también ha generado tensión internacional después de la muerte del General Qassem Soleimani en enero de 2020, el lanzamiento en 2017 de la llamada madre de todas las bombas en Afganistán; ha sido criticado por el trato a los inmigrantes que cruzan la frontera sur del país y el mal manejo que le dio al caso de los niños separados de sus padres.
Trump si no gana las elecciones será un presidente recordado en la historia por hitos importantes, su nombre quedará grabado en los libros que mencionen lo acontecido en su administración. El gran manejo de los medios de comunicación le permite exhibir, a pesar de sus polémicas, como aspectos positivos sus decisiones en materia internacional.
A pesar de eso, Estados Unidos ha perdido más de lo que ha ganado con Trump. Las imposiciones a que los líderes europeos aumentos sus gastos en defensa en la OTAN o las negociaciones con Irán e incluso las nuevas sanciones a Cuba y el poco interés en América Latina dejará huellas en el próximo gobierno. Si Biden es elegido presidente, deberá realizar un gran esfuerzo por volver a posicionar al país como el principal líder mundial, la cabeza que guía a las demás potencias y el bien llamado “policía” del mundo.
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