Por Andrés Felipe Múnera C.
Politólogo.
(Fotos de: NODAL)
El líder regional y posible potencia mundial, viene desde 2013 en capa caída. Ni el mundial de fútbol de 2014, ni los juegos olímpicos de 2016, ni la copa América de 2019 han sido trascendentales en la sociedad brasilera frente a la crisis política y económica que vive Brasil después del juicio político a Dilma Rousseff, el encarcelamiento de Lula Da Silva y el mínimo crecimiento económico del país que no supera el 2.0% según datos de Fondo Monetario Internacional.
En las elecciones presidenciales de 2018, bastante concurridas (votos validos 104 838 753 78.70% en segunda vuelta), Jair Bolsonaro ganó la presidencia frente Fernando Haddad. Bolsonaro con una propaganda populista logró su victoria gracias, en parte, al atentado unos meses antes contra su vida, que lo pudo haber convertido en un mártir. A pocos meses de cumplir un año en el poder ha tenido roses diplomáticos con vecinos y socios importantes como lo es Paraguay y la crisis del contrato energético entre los dos países que ademas casi le cuesta el puesto al presidente Mario Abdo Benitez, por favorecer los intereses de Brasil. También a nivel mundial con el presidente de Francia Emmanuel Macron debido a los incendios en el Amazonas, que causaron conmoción y fueron parte importante del debate que tuvieron los principales lideres que hacen parte del G7 en Francia a finales de agosto.
Ahora se suma a la polémica con Chile, un aliado regional importante. Esto después de las declaraciones sobre la dictadura chilena en la que expresa que gracias a Pinochet Chile no se convirtió en una segunda Cuba. La polémica se dio a partir de la presentación de un informe de la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet, actual comisionada para los derechos humanos de la ONU, sobre la delicada situación en derechos humanos entre los que se encuentras Brasil situación que Bolsonaro consideró como una intromisión en los asuntos internos de su país. La cuestión por las declaraciones del presidente brasileño despertaron malestar en la sociedad chilena, al ser la dictadura un aspecto muy delicado para millones de chilenos que sufrieron las torturas y masacres en los 17 años que Pinochet estuvo en el poder.
Sin embargo, el discurso de Bolsonaro va enfocado a lo que siempre ha expresado como candidato y ahora como presidente de su país. Bolsonaro Capitán del ejército y fiel seguidor de la dictadura en su país, ha estado envuelto en muchas polémicas por sus comentarios nostálgicos frente a la dictadura que asoló a brasil entre 1964 y 1985.
El discurso que manejó durante su campaña en contra del socialismo, en contra de lo acontecido en Venezuela y la crisis de corrupción que hoy tiene a los principales políticos de Brasil en la cárcel o inhabilitados para ejercer cargos públicos, fue el camino que consolidó a Bolsonaro como un político fuera de todo contexto. Logró mostrarse como una persona ajena a la política y como la única solución para que Brasil abandone bache político y económico en el que se encuentra actualmente.
A pesar de que presidente de Chile Sebastián Piñera tiene una misma línea ideológica a la de Bolsonaro, pero cuestionó a su homólogo por las críticas contra Bachelet. Sin embargo, Piñera también cuestionó el informe presentado por la comisionada sin dejar de lado el pedido de respeto por Chile y la ex mandataria. Por otro lado, para Piñera no era fácil tomar una declaración neutral ya que dentro de sus metas y expectativas a 2022 es hacer de Chile un líder regional y un tomador de decisiones en los diferentes organismos regionales; esto a partir de la participación en la cumbre del G7 en Francia en la que se reunió con los principales mandatarios de las potencias mundiales.
En términos generales Brasil se aparta cada día más del escenario regional, dejando el pulso entre Chile y Colombia que ahora aparecen como las potencias regionales en una América Latina convulsionada por las crisis de la democracia y la economía.
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