Por Andrés Felipe Múnera,
Politólogo
La muerte de Karina García nos remonta a principios de siglo XXI cuando el país, liderado por Andrés Pastrana (1998-2002), estaba sumido en una violencia incontrolable por el Estado, que no tenía los recursos para asegurar la viabilidad de su gobierno ni llegar a los territorios mas remotos del país.
Al ser un Estado tan centralista, para Bogotá es más importante lo que ocurre en las grandes capitales y lo acontecido en Suárez, Cauca lo ven como un acto mas de las disidencias de las FARC, en contra de una candidata joven a la alcaldía de un municipio vital para el trafico de drogas hacia el Océano Pacífico y que hoy, después del proceso de paz, están luchando por controlar la antigua guerrilla, el ELN y los nuevos grupos delincuenciales conocidos como las GAO (Grupos Armados Organizados).
Los 150 millones de pesos que ofreció el gobierno no van a devolver la vida de una joven candidata en un municipio donde la violencia ha sido, particularmente, la forma de cuadrar cuentas y así mantener a los que siempre han favorecido la ilegalidad en el poder. El norte del Cauca y el sur del Valle del Cauca es una zona de vital importancia para los grupos al margen de la ley y quien la controle podrá tener una fuente de salida muy importante hacia América Central, con destino a Estados Unidos. Por eso hoy se habla de la presencia del cártel de Sinaloa en la zona rural de Jamundí.
El crimen contra Karina García fue atribuido al jefe de la antigua columna de las FARC hoy disidencias alias "Mayinbu". Después de un vídeo publicado semanas atrás en donde la candidata expresaba su preocupación por los rumores de atentados contra su integridad y el desmantelamiento de su propaganda electoral, finalmente ocurrió lo que ya había sido advertido. El Domingo 1 de septiembre con dos granadas y una ráfaga de disparos acabaron con la vida de la candidata a la alcaldía, su madre y tres personas que se encontraban con ella en el vehículo.
Este hecho, junto con otros que se han presentado desde el 31 de julio, según datos de la Misión de Observación Electoral nos hace recordar momentos muy oscuros que vivió el país. Justamente en 2019 se están conmemorando a las personas fallecidas hace 30 años cuando los carteles del narcotráfico tenían a Colombia a un paso de ser un Estado fallido; en donde el exterminio contra la UP y candidatos de otros partidos que empezó en 1986, dejó muchas muertes que apagaron la ilusión de millones de colombianos que pretendían un país mejor.
Hoy 30 años después estamos volviendo a lo mismo, porque el 27 de mayo y 17 de junio de 2018 elegimos una propuesta, con un discurso terrorista, que busca destruir lo acordado en un proceso de paz que logró la desmovilización del grupo guerrillero más antiguo del continente. ¿Cuando vamos a entender los colombianos que no debemos pensar con el sentimiento sino con la razón? Que tenemos que entender cuales son las propuestas reales y las situaciones políticas, económicas y sociales que como sociedad nos benefician o nos afectan.
El país no es Uribe, Santos o Pastrana. No, el país somo todos los 49 millones de colombianos que vivimos en el. Uribe no va a enviar a sus hijos a la guerra, Santos esta mas preocupado por su implicación con Odebrecht y Pastrana es hasta una carga para el mismo gobierno.
En definitiva, Colombia está a las puertas de volver al pasado. Lo ocurrido en Suárez, Cauca no puede quedarse sin responsables, el gobierno colombiano debe buscar una solución cuanto antes para proteger a los candidatos de la U y el Partido Liberal quienes son los más hostigados por las amenazas de los grupos delincuenciales. Colombia debe vivir en democracia por eso debemos saber votar bien, escuchando propuestas, asistiendo a los debates y sobretodo ser analíticos y críticos a la hora de depositar nuestra confianza en quien nos representa.
Hoy fue Suárez, pero mañana puede ser en La Guajira, en el Cesar o incluso hasta en el Amazonas.
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