Por: Andrés Felipe Múnera C.
(Foto de: El Espectador, 2020)
Venezuela llevará a cabo una vez más elecciones parlamentarias el domingo 6 de diciembre. En medio de un panorama político y económico sombrío en el que el gobierno del presidente Nicolás Maduro espera controlar nuevamente la Asamblea Nacional, la oposición esta fraccionada y se enfrentará a una posible derrota ante el gobierno chavista.
Las elecciones no serán reconocidas por la Unión Europea, Colombia y parte de los países de América Latina tampoco las reconocerán lo que dificulta el camino al gobierno de Maduro quien insinuó la posibilidad de dejar el poder si el oficialismo pierde la mayoría en el legislativo.
Vamos por partes:
Que Nicolás Maduro deje el poder así pierda las elecciones parlamentarias es una mentira. Maduro no dejará el poder hasta 2024 cuando se den las elecciones presidenciales salvo ocurra un golpe de estado o la población enardecida presione para su salida. De otra manera es casi imposible la salida del dictador venezolano que esta “amarrado” al poder gracias a su alianza con las Fuerzas Militares del país quienes a la vez ocupan la mayoría de los cargos ministeriales.
Las amenazas:
Que Diosdado Cabello utilice su poder para generar amenazas antes de las elecciones no es algo novedoso en el vecino país. Cabello “advirtió” que quien no vote no va a comer. Su afirmación en medio de la pandemia y la crisis social que vive el país es solamente más leña al fuego para una sociedad que necesita un cambio de gobierno urgente, una renovación de candidatos y llevar a cabo una transición política que le permita volver a gozar de los índices de desarrollo que lo ubicaron alguna vez como el país más rico de América Latina.
Por otra parte las amenazas de los hermanos Rodríguez (Delcy, vicepresidente y Jorge, ex ministro) solo producen miedo entre la población, una población cada vez más pobre, con menos recursos económicos, con necesidades básicas insatisfechas. Una sociedad que a 2020 ocupa los últimos lugares de los indicadores que anualmente se miden a nivel mundial para analizar el desarrollo y progreso de los países.
Guaidó:
Que Juan Guaidó se haya declarado presidente interino el 23 de enero de 2019 solo resultó ser un hecho metafórico. Los intentos por derrocar al régimen de Maduro fracasaron y hasta ahora el presidente interino solo ha podido llevar a cabo reformas simbólicas ya que no controla ni el poder legislativo, ejecutivo, judicial o económico para hacer efectivas las mismas. Con el paso del tiempo y a causa de su inexperiencia a nivel gubernamental Guaidó fue perdiendo protagonismo. De un hecho que se creía iba a durar meses el presidente del ejecutivo está a punto de cumplir dos años como interino reconocido por 50 países, más allá de eso solo es un uno más en la bajara de la oposición venezolana.
Venezuela más allá de 2020:
El futuro de Venezuela es complicado. Las relaciones con la mayoría de países están rotas o son muy inestables. Los dos principales actores de occidente (Estados Unidos y la Unión Europea) reconocen a Juan Guaidó y critican cada aparición o discurso de Nicolás Maduro. Por otra parte otros dos pesos políticos y militares como Rusia y China apoyan contundentemente a Maduro lo que hace poco probable una transición política.
A nivel de América Latina los únicos tres países que reconocen el gobierno de Maduro son Cuba, Nicaragua y nuevamente Bolivia con el regreso del MAS al poder. Pero más allá de eso es poco o nada lo que ha cambiado y las promesas de países como Colombia o Argentina en su momento y ahora Chile de un nuevo gobierno en Venezuela quedaran para la historia como un intento más por llevar a cabo y a la fuerza una transición política en este país.
Con el nuevo gobierno de Estados Unidos la situación puede ser más crítica para Maduro. Biden presionará para que se lleve a cabo una transición pacífica y con una nueva relación entre Cuba y Estados Unidos que se cree va a mejorar en un 100%, la isla puede favorecer las peticiones del mandatario estadounidense.
El juego político no solo en Venezuela sino también en el mundo es un ajedrez, cada personaje de la vida pública en sus países tiene una estrategia, cartas bajo la manga para ser utilizadas en el mejor momento. Venezuela solo depende de ella misma para salir del bache en el que se encuentre. 2021 pinta mucho peor que el 2020 para este país rico en recursos minerales, pero puede haber una luz este 6 de diciembre si la población sale de lleno a votar por verdaderos candidatos que quieren un cambio, candidatos que propongan políticas sociales no de darle todo gratis al pueblo sino de equidad, igualdad pero con justicia social. La creación de políticas públicas y reformas son urgentes en este país. Si Venezuela logra un verdadero cambio el próximo año la década que está comenzando puede ser exitosa para este país potencia en todos los sentidos.
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